miércoles, 29 de agosto de 2012
























Por: Claudia Magun — septiembre 1, 2006
Por razones más que obvias entre las que pesan la enorme musicalidad de un texto y la manera fácil de memorizarlo y repetirlo convertido en silbidos o tarareándolo, algunas composiciones pasan de la sala de conciertos al dominio público y a formar parte de la cultura popular.
Se da el caso de la adaptación a tonadillas pop y también a otros arreglos con toque folklórico y pintoresco: recuérdese la increíble versión que un trío mexicano cantara según Para Elisa de Beethoven con el título de Qué solito está mi corazón.
Carmina Burana del alemán Carl Orff, obra estrenada en Alemania en el período del ascenso nazi al poder, ha contado, desde entonces, con innúmeras versiones de danza, pantomima y ballet amén de servir como trasfondo musical de decenas de películas.
La superproducción de origen alemán Carmina Burana, Opera Monumental, regresa a México. Gracias al apoyo de OCESA, esta puesta en escena se presentará, además, de la Ciudad de México, los próximos 2 y 3 de octubre, en el Auditorio Nacional. También, llegará a la Arena VFG de Guadalajara, el 30 de septiembre. Asimismo, San Luis Potosí tendrá la fortuna de vivirla en carne propia el 6 de octubre, en el escenario del Estadio de Béisbol.
Sin duda, Carmina Burana, Opera Monumental es un montaje lleno de energía y arrojo que asalta los sentidos. Es un espectacular musical colmado de fantasía que retrata la Europa Medieval en su punto más hedonista. Una orquesta completa, un coro descomunal, cantantes solistas, artistas circenses y marionetas en medio de un enorme estructura de 15 metros bañada en efectos luminosos típicos de un concierto de rock, conforman esta asombrosa producción.
Sobre el escenario, la escenificación despliega una despampanante producción, digna de ser admirada. Cerca de 170 personas crearán una visión imponente para que el público disfrute en todo su esplendor de esta fastuosa fiesta llena de música y colorido. La gente observará a más de 300 genuinos y originales disfraces, sobresalen los ángeles y diablos; caballeros y campesinos; clero y criminales; damiselas y prostitutas. Igualmente, verán representaciones de la vida, muerte, hambre y enfermedad.
Con una orquesta de 70 músicos, brillantes coros, radiantes solistas y destacados bailarines, además la incursión de performance circense y titiritero, esta producción de Carmina Burana posee una impactante pirotecnia, sorprendentes efectos de luz, coloridas proyecciones y una asombrosa producción musical y narración.
Originalmente, Carmina Burana es una creación de Carl Orff, concebida tras una discusión con su alumno y amigo Walter Haupt, creador y director de esta puesta en escena.
Su historia, también llamada Canciones de Beuern, data de 1803, cuando en el monasterio Benedictbeuren, ubicado en Munich, Alemania, se encontró una colección de 300 poemas recogidos en manuscritos de los siglos XII y XIII. Sus autores fueron estudiantes, monjes, vagabundos y principalmente goliardos. Todos estos textos tenían un denominador común, el bien y el mal, así como la religión y el paganismo. En 1843, dichos documentos fueron traducidos.
Más tarde, el compositor Carl Orff, quien fuera famoso por sus obras de pedagogía musical y teatro, tomó 25 de estos poemas para darles vida a través de la música. Así, en 1937, la Ciudad de Frankfurt fue testigo del nacimiento de Carmina Burana, con una gran aceptación por parte del público y pasando a la historia como un clásico. Pero ni en sus más locos sueños, Orff hubiera imaginado como la versión de Carmina Burana, Opera Monumental concreta la grandeza e imágenes de su obra.

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